Resumen - Salud
Resumen - Última actualización 5 de septiembre de 2023
Las mujeres asturianas tienen una esperanza de vida mayor que los hombres (85,3 años vs. 79), pero menor esperanza de vida en buena salud. Como consecuencia, las mujeres vivirían 5 años más, pero también con una expectativa de 7 años más de vida con limitaciones o discapacidad que los hombres.
En Asturias mueren más mujeres que hombres, pero ellas tienen una tasa bruta de mortalidad (TBM, muertes por cada 1.000 personas) menor. En 2021 fallecieron 6.927 mujeres y 6.440 hombres. Estas cifras son claramente menores que las de 2020 (año de la eclosión de la pandemia), cuando murieron 7.477 mujeres y 7.073 hombres. Las TBM de 2021 (13,15 las de mujeres y 13,36 para los hombres), también se redujeron respecto a las de 2020, las cuales habían sido las más altas registradas en Asturias desde 2002 en ambos sexos.
En cuanto a la causa principal de muerte, la pandemia por el SARS-Cov-2 propició que durante 2020 el grupo de enfermedades infecciosas y parasitarias causaran 10 veces más muertes de mujeres que en 2019 y 14 veces más en los hombres. En 2021 se ha dado una reducción importante en las muertes en este grupo de clasificación, pero aún están en niveles muy altos respecto al año 2019. El grupo de grandes causas de muerte que provocó más defunciones durante 2021 en Asturias fueron las enfermedades del sistema circulatorio (3.687), seguidas de los tumores (3.545). Al discernir por sexo, resulta que las enfermedades del sistema circulatorio son las que causaron más muertes entre las mujeres, el 29,4% del total (2.038 muertes). Les siguen en importancia los tumores (1.561 muertes, el 22,54%) y las enfermedades infecciosas: 581, un 8,4%. Conjuntamente, estos tres grandes grupos de patologías causaron el 60,3% de los fallecimientos de mujeres en Asturias durante 2021. En el caso de los varones, los tumores son la primera causa de muerte.
Las enfermedades que causan mayores desequilibrios en la mortalidad entre mujeres y hombres son las osteomusculares (2,3 veces más muertes de mujeres) y las enfermedades mentales y del comportamiento (donde se encuadra el Alzheimer, por ejemplo) con 2 veces más. Las causas externas (las no imputables a enfermedades), por el contrario, causan más muertes de hombres que de mujeres. El suicidio es la principal causa de muerte de las asturianas entre las causas externas. En 2020, por ejemplo, se suicidaron 25 mujeres. La tasa de mortalidad por suicidio de las mujeres asturianas estandarizada por edad fue la más elevada de España en 2020, siendo la tasa entre 15 y 29 años especialmente alta en relación al promedio nacional (4,2 veces superior).
También hay diferencias en las enfermedades crónicas (morbilidad diferencial): el 44,2% de las asturianas y el 36% de los asturianos declaran tener algún problema crónico de salud (diferencia de 8 puntos). Por causa, las enfermedades que implican dolor (lumbar, cervical, reumático o articular) son las más prevalentes en ambos sexos, pero aún más en mujeres (32,2% vs 17,1%). Hipercolesterolemia e hipertensión presentan también alta prevalencia en ambos sexos. Tras estas condiciones, en las mujeres la depresión y la ansiedad ocupan puestos importantes, con prevalencias de 19,2% y 13,7% respectivamente, más del doble que en los hombres. Por encima del 10% de prevalencia en las mujeres también están el dolor menstrual habitual (16,4%) y problemas ginecológicos benignos (miomas, endometriosis, quistes…) con 11,3%. Las enfermedades crónicas más feminizadas son los problemas de tiroides (7,3 veces más en mujeres), que además crece en prevalencia desde 2008, la osteoporosis (7,5 veces) y la fibromialgia (8,6 veces).
La medicalización disminuyó desde 2012 en porcentaje de personas que dicen no consumir ningún fármaco: éste aumentó en 15,8 puntos porcentuales en las mujeres y en 15 puntos en los hombres. Sin embargo, en el mismo periodo aumentó la frecuencia de consumo de ciertos tipos de medicamentos: los destinados al dolor aumentaron 26,4 puntos en hombres y 22,4 en mujeres; los antidepresivos 9,8 puntos en mujeres y 8,4 en hombres y los tranquilizantes 8,3 en mujeres y 5,3 en hombres. Además, estos últimos se consumen 1,9 veces más en mujeres (el 24,4%); el consumo de antidepresivos también está feminizado (1,77 veces más las mujeres, con un 20% de las mayores de 15 años que los consumen). La polimedicación ha aumentado en intensidad.
Las mujeres valoran peor su estado de salud. En calidad de vida relacionada con la salud, también presentan en mayor medida alguna dificultad, sobre todo en las dimensiones de malestar/dolor y de ansiedad y depresión; además, cuando presentan dificultades, éstas suelen ser más graves: en ansiedad o depresión, algo más de un tercio de las mujeres (35%) que la padecen, la tienen en un grado al menos moderado, frente al 27,5% de los hombres. En cuanto a la salud mental, dependiendo de la puntuación de corte que se tome, las asturianas estarían en riesgo de mala salud mental en un rango entre el 23,5 y el 31 por ciento, y los hombres entre el 17 y el 23 por ciento. Respecto a los problemas de salud asociados a los cuidados, 4 de cada 10 cuidadoras dicen no tener ninguna secuela, frente a 6 de cada 10 cuidadores. De entre los síntomas que sí provocan los cuidados, todos afectan con más frecuencia a las mujeres, excepto el dolor de cabeza; el cansancio afecta a 2,5 mujeres por cada hombre, y el dolor de espalda, el estrés y la depresión o ansiedad, a 1,8 veces más mujeres.
Las mujeres presentan más obesidad que los hombres, aunque también están en normopeso con más frecuencia. El 49,3% de las mujeres y el 60,6% de los hombres en Asturias tienen un peso por encima del normal para su talla. Hay diferencias tanto en dieta como en actividad física. Respecto a la alimentación, las mujeres se alimentan mejor en tipo y frecuencia de ingesta de algunos alimentos (fruta fresca, verduras, etc.). Aun así el consumo de frutas en Asturias está por debajo de la media nacional. En cuanto a la actividad física, en la actividad principal diaria las mujeres están en mayor frecuencia de pie sin moverse, y los hombres o sentados la mayor parte del tiempo o caminando con desplazamientos frecuentes y algún peso. En el tiempo libre, 8 de cada 10 mujeres declaran no hacer ejercicio alguno o sólo ocasionalmente, y en el caso de los hombres, éstos son 7 de cada 10.
El tabaquismo está más extendido entre los asturianos que entre las asturianas; ellos fuman diariamente en una frecuencia mayor (30,7% vs. 25,6%), aunque este tipo de consumo ha aumentado respecto a 2012 en ambos sexos. Hay grandes diferencias en las frecuencias de consumo de alcohol en general: 68,2% de hombres vs. 51,5% de mujeres, aunque desde 2012 aumentó en las mujeres y disminuyó en los hombres. En el consumo diario y en consumo al menos una vez por semana, los hombres bebedores multiplican a las mujeres en 2,8 y 1,6 veces respectivamente. Pero en consumo específico de fin de semana, ellas superan a los hombres; es mayor el porcentaje de mujeres que ponen en riesgo su salud por consumo crónico de alcohol en fin de semana.
El 56% de las mujeres y el 43,7% de los hombres adultos no usan nunca el preservativo en sus relaciones sexuales (55,8% y 40,1% en relaciones esporádicas); estos porcentajes han disminuido respecto a 2012.
La tasa de aborto de adolescentes fue 8,7 (x 1.000) en 2020 y la tasa de fecundidad en el mismo grupo de edad fue 5,2 (x 1.000), con lo que se estima que de cada 1.000 jóvenes de 15 a 19 años, 14 tuvieron un embarazo durante 2020 (13,9 x 1.000). La tasa de embarazo de las adolescentes en Asturias está ligeramente por encima de la media española (12,5 x 1.000), aunque la fecundidad está una décima por debajo (5,3 en España), a expensas de una mayor tasa de aborto (7,41 en España). Asturias se encuentra en un momento de progresivo control de los embarazos adolescentes y de bajada de los abortos en esa edad; 2020 fue el año en el que el número de embarazos y de abortos fue menor desde 1988, aunque las respectivas tasas sean mayores ahora. En la última década (entre 2011 y 2020), la tasa de abortos de las menores de 20 años asturianas se redujo un 40%, pasando de 14,47 a 8,7 (x cada 1.000). Por nacionalidad, la reducción se ha dado sobre todo entre las adolescentes extranjeras, que en 2011 tenían una tasa de 58,5 abortos x 1.000 jóvenes y en 2020 registraron 25,11; entre las adolescentes asturianas de nacionalidad española también se redujo la tasa de abortos, pasando de 11,36 a 7,66. Los abortos de menores de 30 años tienen menos peso en Asturias, respecto al total de abortos practicados, que en el conjunto nacional; a la inversa, en Asturias se concentra mayor número de IVEs a partir de los 30 años.
A más de un tercio de las jóvenes asturianas se les ha practicado alguna mamografía sin motivo previo. Un 22,6% de las mujeres de más de 64 años no se ha hecho nunca una citología, y el 27% de las que tienen entre 45 y 64, hace más de 3 años que no se la hacen.
En cuanto a la salud laboral, las mujeres son minoría entre las personas que sufren un accidente en jornada laboral en jornada laboral (30,2%), pero son mayoría entre las que sufren un accidente in itínere (56,4%), a pesar de que el número de hombres afiliados a la Seguridad Social supera al de trabajadoras. El sector servicios es en el que más accidentes sufren las mujeres, aunque resultan más peligrosos para ellas los trabajos en el sector primario y en las industrias. Respecto al año previo, la paralización de las actividades económicas no esenciales durante la crisis pandémica, redujo el número de accidentes laborales en ambos sexos: 18,4% en hombres y 13,9% en mujeres.
En cuanto a los accidentes laborales por la Covid-19, el 84,2% de los siniestros por contagio en el puesto de trabajo los sufrieron mujeres. El 73,3% de los contagios se produjeron en el contexto de actividades hospitalarias y un 15% en la asistencia en establecimientos residenciales de mayores o discapacitados físicos. Por ocupación, de cada diez accidentes por contagio de Covid-19, 4 los sufrieron auxiliares de enfermería (el 92% mujeres), 3,4 enfermeras y parteras (88% de mujeres) y 1,5 profesionales de la medicina (59% de mujeres).
Las mujeres representan el 38,4% de las personas trabajadoras a las que se les reconoció una enfermedad profesional durante 2020, aunque en el sector servicios alcanzaron el 69% En este sector la incidencia de enfermedades profesionales en mujeres multiplica en 1,6 veces a la de hombres. La comunicación de enfermedades profesionales es mayor en mujeres que en hombres en el grupo de agentes químicos: 6,5 de cada 10