La segregación horizontal y vertical que se da en el mercado laboral en función del sexo conlleva una “exposición a entornos de trabajo diferentes y diferentes tipos de exigencias y tensiones, incluso cuando se trate del mismo sector y la misma profesión, ya que mujeres y hombres realizan tareas diferentes” (13:9). Por este motivo, es imprescindible visualizar los datos de siniestralidad y de enfermedad laboral desagregándolos por sexo de las personas accidentadas o enfermas, ya que “la adopción de un enfoque de género neutral ha contribuido a subestimar la magnitud de los riesgos que afectan a las mujeres en el ámbito laboral y consecuentemente obviar medidas preventivas más adecuadas” (13:9)