Camino de migas

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Problemas de salud asociados a los trabajos de cuidados

Problemas de salud asociados a los trabajos de cuidados

Los cuidados son las tareas cotidianas de gestión y mantenimiento de la vida como, por ejemplo: el mantenimiento de los espacios y bienes domésticos, el cuidado de los cuerpos, la educación/formación de las personas, el mantenimiento de las relaciones sociales o el apoyo afectivo y emocional a los miembros de la familia. Son la base misma de la vida (6, p.9). Los cuidados, por tanto, contienen tres grandes grupos de tareas: los cuidados directos (vestir, dar de comer…), las precondiciones del cuidado (comprar, arreglar, lavar y planchar ropa, comprar alimentos y cocinarlos…) y la gestión mental (coordinar, planificar y supervisar las citas médicas, la dieta adecuada…); es decir, hay una dimensión material y corporal del cuidado, y otra mental y afectiva. Es el componente afectivo de los cuidados el que ha dificultado su identificación como “trabajo”, aunque realmente lo sea y conlleve un coste.

Como se puede ver en apartado “Trabajos de cuidado”, dentro del capítulo “Trabajo no remunerado y vida personal”, dentro del Asturianas en Cifras, este tipo de tareas está desigualmente repartido entre ambos sexos.

En la ESA un bloque de preguntas se refiere a quién realiza las tareas de cuidados de otras personas en el hogar, así como las tareas propias del cuidado y mantenimiento del propio hogar. Los resultados de estas preguntas ya se expusieron en este mismo informe en el capítulo 4, sobre trabajo no remunerado y vida personal. En este momento lo que interesa es exponer cuáles son los resultados que estos trabajos tienen en la salud de las mujeres y de los hombres.

Gráfico 6.14. Problemas de salud relacionados con las tareas de cuidados, por tipo de síntoma y sexo. Asturias 2017
Gráfico 6.14. Problemas de salud relacionados con las tareas de cuidados, por tipo de síntoma y sexo. Asturias 2017
Fuente: IV ESA 2017; elaboración propia

Ya vimos que cuando las mujeres se encargan del trabajo de cuidar a otras personas, lo hacen de manera más extensiva e intensiva en relación al tiempo de dedicación (más años realizando estos trabajos, y más horas diarias). Éste es uno de los motivos, sin duda, de que sean menos las que declaran no sufrir ningún impacto en su salud a consecuencia de esta dedicación: cuatro de cada 10 cuidadoras, frente a 6 de cada 10 cuidadores. Además, en casi todos los síntomas que se proponen en la pregunta de la ESA, los impactos son mayores para las mujeres. El más frecuente es el cansancio, que afecta al 42% de las mujeres, 2.5 veces más que a los hombres. Los dolores de espalda también son muy frecuentes entre las cuidadoras: 3 de cada 10 los sufren (1.8 veces la frecuencia de los cuidadores con el mismo síntoma). Éste es el mismo multiplicador que distingue las frecuencias con las que mujeres y hombres que cuidan padecen estrés y tristeza/depresión.